Tusitala, un punto de encuentro para contar historias

Agustín Lozano de la Cruz es el propietario de una curiosa librería que, aunque es relativamente nueva en nuestro Casco Antiguo (seis años desde su apertura), cualquiera hemos pasado por su puerta decenas de veces, ya que se encuentra en una de las calles más frecuentadas de la zona histórica: la calle Meléndez Valdés. Una librería pequeña pero llamativa, ya sea por su escaparate abarrotado de libros o por su interior abarrotado de gente; gente que asiste a las actividades culturales que Agustín organiza semanalmente, pues uno de los objetivos del librero es convertir su negocio en un modesto punto de encuentro cultural.

Tusitala es un término empleado en la Polinesia que significa “el que cuenta historias”. Así bautizaron los nativos de la isla de Samoa a Robert Louis Stevenson cuando se trasladó allí con su familia huyendo de la civilización. Tusitala es también el nombre que Agustín eligió para su librería por el mismo motivo que los samoanos nombraron al autor de “La isla del tesoro”, porque es un lugar donde se cuentan historias. En la librería Tusitala se cuentan cuentos, se celebran conciertos, teatro, recitales, tertulias, y muchas otras actividades. Recibieron en abril de 2015 el Premio al Fomento de la Lectura otorgado por la Consejería de Cultura de la Junta de Extremadura, y en enero de 2016 fue destacada por la Guía Repsol como una de las 10 librerías con encanto de España; y es que la librería Tusitala tiene mucho encanto y encaja perfectamente en el tipo de comercio que podemos encontrar en los cascos antiguos.

Agustín, quien vivió en Madrid durante un tiempo, nos contó que tenía como referencia algunas librerías de este estilo; librerías con productos alternativos en las zonas más turísticas de la ciudad, “aunque es verdad que tradicionalmente en Badajoz no ha habido mucho turismo, pero de unos años para acá sí se va notando, y el turismo viene por esta zona, por la Alcazaba…”. Tiene claro que el Casco Antiguo pacense es el lugar más apropiado para su negocio; un barrio que según él ha mejorado mucho con respecto a finales de los años 90, cuando “por esta zona casi no se podía pasar”. Pero también tiene claro, al igual que muchos comerciantes de la zona, que hay que apostar por los locales vacíos del barrio, “esta zona funciona bien en cuanto a bares, restauración, pero al resto de negocios nos cuenta un poco más”.  “Yo creo que no estamos tan lejos de lo que ocurre en los centros históricos de otras ciudades, que quizás tienen más nombre que Badajoz, y es posible que si consiguiéramos recuperar todos estos locales que están vacíos tendría más vida el Casco Antiguo”.

Otro inconveniente que Agustín recalca en cuanto a la supervivencia de su negocio en el centro histórico es que “los clientes se quejan de lo difícil que es aparcar por aquí, y en ese sentido yo creo que una buena solución sería peatonalizar el centro de Badajoz; pero no solamente el Casco Antiguo sino toda la zona centro. Peatonalizar algunas calles y que la gente se acostumbre a no coger el coche para ciertas cosas. En otras ciudades se ha conseguido, y la verdad es que, salvo algunos barrios más alejados, en Badajoz se puede ir andando a cualquier sitio, es un poco cambias los hábitos”.

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