El COVID-19 en los comedores sociales

¿Conoces el comedor social San Vicente de Paúl en Badajoz? Seguramente hayas pasado por su puerta cientos de veces, cada vez que subes a la Plaza Alta desde La Soledad o callejeando por el Casco Antiguo. Su fachada pasa desapercibida a los ojos de aquellos que no necesitan de su labor; una labor callada que lleva años contribuyendo a que los más vulnerables tengan sus necesidades básicas cubiertas, y ahora más que nunca son ellos los que necesitan ayuda para continuar con su actividad.

Dice un letrero en su entrada que “el que no sirve para servir no sirve para vivir”, y nos quedamos con esa frase que tanto define a los que allí trabajan, la gran mayoría voluntariamente, entre ellos, su presidente, Antonio Tena, quien nos cuenta lo complicado que es el día a día de este comedor social y lo mucho que ha empeorado con la situación provocada por la COVID-19. A pesar de todo, tanto él como Marta, la trabajadora social, nos reciben con una sonrisa (que intuimos tras sus mascarillas) y nos cuentan de qué manera procuran coordinar y adaptar su trabajo a la nueva realidad. Realidad que en un principio llegó a provocar el planteamiento del cierre de este comedor que diariamente atendía en torno a 50 personas y que actualmente está atendiendo a más de 70; una saturación que ha llegado de la noche a la mañana y que se personifica en familias que vivían al día y que ahora se han quedado sin nada.

Nos explica Marta que el servicio de voluntariado lo redujeron al mínimo cuando decretaron el estado de alarma y han sacado adelante el comedor con apenas cuatro personas. Todo fueron cambios y decisiones que había que tomar de un día para otro con el fin de no abandonar a estas personas que dependen de ellos; pasaron de ofrecer las comidas en el interior del comedor a establecer un horario de 11:30 a 13:00 horas para recoger los alimentos en la puerta siguiendo las medidas higiénicas recomendadas.

Las caras nuevas aumentan por días y la labor de Marta es hablar con ellos, conocer su situación y qué los ha llevado hasta allí; a pesar de que lleva apenas unos meses trabajando en el comedor, ya casi todos la conocen y ha conseguido ganarse la confianza de muchos de ellos.

Antonio nos destaca la gran implicación ciudadana que tanto está contribuyendo a sacar adelante el comedor; agradecido especialmente con la campaña de donaciones lanzada por Fundación CB e Ibercaja, una iniciativa que se han hecho extensible a otros comedores de la región. Desde el 1 de abril el catering Pedro Méndez, habitual proveedor de Fundación CB, se dedica a repartir platos de comida caliente, raciones de bocadillos y zumo o leche diariamente; siempre con la intención de aliviar la saturación que están sufriendo con la pandemia.

Fundación CB e Ibercaja también están muy agradecidos y satisfechos con la acogida que esta campaña ha tenido en Extremadura, la cual llevan prologando desde hace dos meses debido a la gravedad de la situación.

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