Hace más de 130 años que se fundó la juguetería más antigua del casco histórico de Badajoz; Casa Espada comenzó como cualquier comercio del año 1875, siendo una multitienda con zapatillas, ferretería, pirotécnica, utensilios… juguetes. Pero no fue hasta 1950 que esta tienda comenzó a especializarse en estos productos. Sergio Pereira y su madre, Josefina Real, nos cuentan cómo sobreviven en el Casco Antiguo desde entonces.
“Nosotros siempre hemos estado vinculados al Casco Antiguo. Tenemos muchos artículos de souvenir y ese tipo de productos tiene que venderse en esta zona, no los vas a comprarlos a Valdepasillas, ni a Las Vaguadas o la Avenida de Elvas. En cuanto al negocio de juguetes siempre hemos entendido que viene muy unido al Casco Antiguo”
La mayoría de los pacenses hemos conocido el mítico y pequeño local de Casa Espada en la calle San Juan; local de su propiedad que además guarda la vivienda de esta familia en el piso superior. Madre e hijo nos explican que se vieron obligados a trasladar el negocio a un local de alquiler en la calle Francisco Pizarro. Son varias las circunstancias que les llevaron a tomar esa decisión: “Son dos calles paralelas lo que hay, y la atención y la limpieza de esta calle no la hay en la otra, aquí pasan máquinas y allí no pasan igual. La iluminación se atiende cuando se organiza algo en zonas un poco más comerciales; van abandonando institucionalmente aquello. Por otra parte es la situación de la droga que hay arriba, y eso viene acompañado por un problema social. Hoy en día es cierto que tú vas paseando por esa zona y tampoco te van atracando, pero sí es verdad que dar un paseo por donde hay un toxicómano pidiendo, otro tirado en la calle y otro dando voces… no es agradable, poco a poco vas restando negocio. Ya no solamente se puede surtir la calle de la gente que viene a pasear o viene a comprar, sino del hecho de que las viviendas están deshabitadas, tiene que vivir gente. Cada vez vive menos gente en el barrio”.
Sergio recalca cómo ha afectado al tipo de negocio del Casco Antiguo la llegada de centros comerciales, que buscan un tipo de comercio más visual donde la imagen de marca es esencial y se apuesta por el franquiciado, y la venta online; “la gente prefiere ir al centro comercial donde le pongan las cosas muy bonitas, aunque sean de menor calidad, pero muy bonitas, ya no prefieren un trato personalizado, prefieren leer por Internet las opiniones de la gente.
Nosotros tenemos tienda electrónica hace 7 u 8 años y vemos la evolución. Tengo comprobado que la gente se deja llevar por una imagen, yo, por ejemplo, en cuanto a disfraces, trabajo prácticamente todas las marcas que existen en España, y uno va conociendo el producto que tiene, y un disfraz de indio que te parece muy bonito en el cartón, después no es tan bonito, y, sin embargo, hay disfraces que, aunque la foto del cartón sea más fea, después tienen más calidad y sientan mejor. Pero la gente solo se deja llevar por la imagen que aparece en la pantalla y luego no es así; les falta el asesoramiento. No quiero volver al siglo pasado tampoco, pero hay un cierto tipo de negocio que no le da oportunidad al pequeño negocio y muchas veces por precio no es”.
“El Casco Antiguo ha sido siempre una zona comercial, lo sigue siendo, pero es más discutible”. Ambos tienen claro que el comercio está ligado a la repoblación del Casco Antiguo y que todo aquel que viva en una zona histórica de cualquier ciudad es porque le gusta ese estilo de vida; un estilo de vida más parecido a un pueblo donde todos se conocen y salen a la calle a comprar el pan a la panadería del vecino el segundo, para que luego el panadero el compre los disfraces a su vecina de enfrente…de forma que se cree un mercado circular.