“Sin ninguna duda: El Casco inspira”; así lo creemos en Barrio Alto y así lo cree Pablo del Puerto, uno de esos jóvenes treintañeros que pertenece a esa nueva generación de pobladores del Casco Antiguo, una generación todavía escasa pero que representa, muy probablemente, a la futura Resistencia; aquellos que tienen claro que su lugar está entre esas calles.
Pablo del Puerto nació en Sevilla “por casualidad”, ha vivido en ciudades como Madrid, Bristol, Barcelona o Valencia, pero siempre se ha sentido Extremeño. Tras formarse profesionalmente en artes audiovisuales y ejercer actualmente como sonidista y productor audiovisual, se encuentra acabando el grado de Sociología, “quizás como forma de tratar de comprender una de las cosas que más despiertan su interés: la sociedad y las relaciones humanas”.
Pablo se define como una persona “adicta a los retos, con animadversión al aburrimiento, amante del cine y un melómano empedernido. Una persona que disfruta de buenas conversaciones y a la que le gusta pasar tiempo con gente que tenga algo que decir y enseñar”. Y Pablo es una de esas personas que tiene algo que decir y enseñar, o ¿acaso un joven que decide montar una empresa audiovisual en Extremadura con un amigo de la infancia no es una persona con algo que decir? Quizás lo que tiene que decir es que es necesario que haya gente que apueste por la innovación y la originalidad en nuestra tierra, que evite la fuga de cerebros, que, aunque traspasen fronteras, nunca pierdan la esencia extremeña. Y, algo así, es lo que tanto él como su compañero y amigo de la infancia, Emilio Jiménez, pretenden hacer con SOBREMESA: “crear una empresa audiovisual y de comunicación creativa multidisciplinar, que ofrezca a sus clientes un producto/experiencia de calidad capaz de dar un servicio profesional y eficiente, con gran cuidado por los detalles, y que se adapte a las necesidades de Extremadura, pero con vistas a traspasar sus fronteras para seguir creciendo como profesionales y empresa”. Un proyecto que nació de la nada y que a día de hoy cuenta con un claro sello personal que, según Pablo, “puedo afirmar sin equivocarme, es fácil de reconocer…”.
El mayor reto de un profesional que lidera una empresa de comunicación, que a día de hoy es uno de los mercados más exigentes y de mayor competencia a todos los niveles, es “tener una buena organización a la hora de afrontar cada día, cada proyecto, tratar de estar formado en múltiples ámbitos y todo ello compaginarlo con tu vida personal. Estoy seguro que muchos de los autónomos o trabajadores por cuenta propia, se deben sentir reflejados en ésta última parte”. Nosotros también estamos seguros de ello, de eso y de que SOBREMESA, sin ser un negocio con sitio físico, pertenece al Casco Antiguo, porque, como ellos dicen en sus redes sociales “nuestras oficinas son los bares del barrio”. Pero, bromas a parte, es evidente que su negocio comparte la esencia del barrio: “Creo que debido a que gran parte de nuestro trabajo es creativo, la esencia del día a día en el Casco Antiguo acaba por influenciarlo: En cómo desarrollamos el mensaje con el que comunicamos, en el cómo tratamos la imagen o el sonido e incluso el trato al cliente. Es un barrio que marca nuestro estilo de vida y por ello la esencia del Casco forma parte de la esencia de SOBREMESA”.
Resulta inquietante pensar en los negocios que guarda nuestro Casco Antiguo; en este blog son muchos los que hemos recogido, los que hemos dado a conocer, y son muchos los que nos quedan por descubrir. Y estamos hablando de los locales de negocios que la gente de la calle podemos apreciar, podemos visitar: en la calle Francisco Pizarro, en Virgen de la Soledad, en la calle Santo Domingo, calle San Juan…Pero, si miras un poco más arriba, encima de esos locales que todos conocemos, seguramente en más de una casa encontremos profesionales como Pablo, y como su compañero Emilio, que sacan adelante su negocio bajo la inspiración de su barrio.
Sin duda, además de su negocio, la vida de Pablo está allí y nos explica por qué: “Creo que la auténtica esencia de las ciudades se encuentra en sus orígenes, en su casco antiguo. Siempre me he quejado de lo impersonal que son los ensanches o nuevos barrios que se van creando en los cinturones de las ciudades, barrios formados por grandes edificios prácticamente idénticos, donde la gente vive aglomerada en vertical, sin ningún tipo de atractivo estético, construcciones rápidas, que priman el partido económico que se puede obtener de cada metro cuadrado, más que de la experiencia de usuario o de la comunidad de personas que en ellos viven. Me parece bastante triste que se haya olvidado la importancia de lo que la arquitectura, su estética y originalidad, los espacios públicos y obras de arte a pie de calle, pueden provocar en el día a día de las personas, en la conformación de su identidad y lo que tienen que ofrecer a sus habitantes”.
“En el Casco Antiguo cada calle tiene su propio estilo, su propio trazado, su propia historia, cada casa es diferente a la siguiente, con detalles que aún sigo descubriendo. Las calles son de tamaño humano, peatonales y el trato con las personas que lo habitan es mucho más cercano, sencillo y natural. Es un barrio con personalidad que impregna cada paseo de imaginación e incógnitas. Es un barrio con vida, donde aún suenan las campanas, donde las calles pertenecen a las personas y no a los coches. Es un barrio que ha dicho y que aún tiene mucho que decir, donde la historia la marcan sus habitantes y lo que cada generación va dejando en él”.
Y, ¿qué le gustaría dejar a SOBREMESA en su barrio? “Siempre hablamos de lo interesante que es sentarte en cualquier terraza e ir recibiendo visitas, noticias, ver la gente pasar, saludar. Generas vínculos y contactos de manera más sencillas que en los nuevos barrios “fast-life” y eso siempre propicia colaboraciones o proyectos que desarrollar. El Casco Antiguo es una película costumbrista en vivo. Hay mucha vida, muchas conversaciones interesantes, deseando ser contadas, historias que a SOBREMESA le gustaría poder reflejar algún día en forma de corto o largo”.
Las nuevas generaciones apuestan por su futuro en el Casco Antiguo pero “para mí no tiene sentido el no mirar al Casco Antiguo como parte del futuro de la ciudad, como no tuvo sentido crecer de espaldas al río, y, a la vista está, que fue un gran acierto volver a mirar al Guadiana como seña de identidad de la ciudad y espacio a ser disfrutado”. “Propiciar la reforma de los edificios en mal estado, sin que pierdan su identidad. Darle salida a los solares sin construir, salvándolos de la especulación. Fomentar que esas casas vacías se llenen de vida, mediante ayudas a su reforma y habitabilidad. De nada sirve dar ayudas al comercio, que también es interesante, si las casas y las calles están vacías. La vida al barrio la traen las personas y sus necesidades”.
Gracias Pablo.