Lausilla es conocida por ser la joven artista que pinta sillas en Badajoz; a su corta edad ha conseguido que sus obras sean rápidamente identificada como suyas, no solo por la particular temática, sino por el uso de colores vivos y fuertes pinceladas. Una artista que ya forma parte de nuestra lista de preferidos para formar parte del ansiado Barrio de las Artes en el Casco Antiguo Badajoz.
¿Has vuelto a Extremadura para pintar sillas?
En realidad, no he vuelto voluntariamente, no me quedó otra, pero pensé que ya que estaba aquí iba a intentar hacer todo lo posible para que en Extremadura se pudiera mover mi trabajo, y en este caso son sillas. Estaría bien recordar mis inicios como artista de sillas en Extremadura (risas). En realidad es aquí donde estoy emergiendo o creciendo en el tema del arte. Sería bonito pensar en el futuro que en el momento en el que me tuve que quedar aquí por obligación fue cuando surgió todo y empecé a evolucionar.
¿Cómo es tu pintura?
Siempre he pensado que mi pintura es conceptual; trabajo sobre el objeto de la silla pero no con la finalidad de representar una silla, esto es lo que decía hace varios años (llevo pintando sillas cinco años), todo empezó por cosas más conceptuales, pensaba en ideas, pensamientos, sensaciones…y representaba sillas a través de esos conceptos, pero a día de hoy creo que ha evolucionado mucho y ha pasado de ser un tipo de pintura conceptual a algo más impresionista o surrealista, son todo lo contrario pero es que no sabría definir el estilo porque tiene algo de diseño también, tiene parte de figuración, es una pintura libre, personal, divertida, sincera, como una pintura muy íntima, lo que está claro es que es contemporánea.
¿Qué te inspira?
En este momento de mi vida me inspira cualquier objeto de silla o de sillón, siento una necesidad de representarlo porque me parece admirable y un objeto bellísimo. Creo que tiene mucho juego su presentación y connotaciones en mi forma de interpretación. Un objeto tan simple, tan sencillo puede tener tanto mundo y, sobre todo, en función de la interpretación de cada uno, su estado de ánimo, la obra se ve una forma o de otra. Me inspira el objeto de la silla pero sobre todo me motiva el reflejo que tiene sobre nosotros esta interpretación de la silla, cómo cada uno juega con su propio ideal, representación, imaginación…al ver la obra.
Dicen que un artista nunca deja de evolucionar ¿a qué aspira a evolucionar tu pintura?
Yo aspiro a la naturalidad de decir que hago lo que quiero, lo que me hace feliz, que mis sillas sean un ejemplo del arte o la pintura, el placer de disfrutar de una mancha, de un trazo, aspiro a poder disfrutar libremente de cada pintura sin necesidad de que esté aprobada socialmente. Creo que mis sillas van a ir evolucionando siempre, y cada vez creo que van a más y quiero hacer más juegos con ellas. Quiero llevarlas a otras disciplinas, no solamente la pintura: escultura, performance, diseño de moda, dibujo…Pero ahora estoy empezando y quiero centrarme en la pintura. Quiero que lleguen a representarme. Es tan profundo esto que no sé cómo explicarlo mejor, creo que todo se resume en la libertad que deseo.
¿Qué crees necesitaría el Casco Antiguo de Badajoz para ser el Barrio de las Artes?
Por supuesto un sillón enorme en alguna de las fachadas del Casco Antiguo para representar una pintura totalmente libre, contemporánea, rara, nueva, y que descoloque a la sociedad. Imagínate ver en una calle un sillón enorme sin sentido, que la gente se cuestione por qué está eso ahí. Todavía no he encontrado la ocasión de hacerlo, pero creo que estaría muy bien.
Creo que para que el Casco Antiguo se convierta en el Barrio de las Artes es necesaria la innovación de artistas de todo tipo sin importar las capacidades, libertad máxima, no seleccionar a la gente que se crea que está bien. Para promover el arte hay que quitar miedos o limites preestablecidos por la sociedad, dar libertad de expresión, que cada uno haga lo que quiera sin que esté bien o mal, eso limita mucho a la gente que quiere crear.