Las ciudades se caracterizan por muchos factores, entre ellos, su patrimonio arquitectónico, sus edificios más antiguos, los más emblemáticos y característicos. En este blog nos gusta hablar de la historia y del patrimonio, por lo que, como es lógico, nos gustan las personas que lo defienden, que creen en la conservación de esa historia, de esa huella, y, no solo creen, sino que además luchan por mantenerla a través de plataformas, asociaciones, publicaciones…¡Lo que haga falta!
Una de esas personas que no se cansa de poner en valor lo que su ciudad guarda es el arquitecto bioclimático Javier Teijeiro, quien se autodefine como defensor del patrimonio extremeño en plataformas y colectivos de la sociedad civil. Podemos destacar plataformas a las que pertenece como la plataforma «Salvar Parque Ascensión», «Por un Campillo Mejor», «En Defensa del Hospital Provincial de Badajoz», plataforma en contra del «Proyecto duro del río Guadiana», etc.
Es autor y coautor de libros como «La fortificación abaluartada de Badajoz en los siglos XVII y XVIII. Apuntes históricos y urbanos», «El convento de monjas de Santa Clara, la ermita de S. Nicolás y el hospital de la Vera Cruz de Badajoz», «El Real Hospicio de la Piedad y el hospital de S. Sebastián de Badajoz» o «Arquitectura y urbanismo racionalista de la ciudad de Badajoz (1930-1945)».
Usted es uno de los autores del libro sobre el Hospital de San Sebastián y un firme luchador por el patrimonio histórico de la ciudad ¿Qué opinión tiene sobre la actual rehabilitación del mismo?
Excelente opinión de lo rehabilitado hasta ahora. Menos mal que el presidente de Diputación de Badajoz escuchó a la Plataforma «En Defensa del Hospital», creada para evitar que se llevara a cabo el primer proyecto previsto presentado a «bombo y platillo» en el patio de columnas del mismo edificio. En este caso, Diputación supo reconocer a tiempo el error de ese deficiente proyecto primigenio y evitó el «sostenella y no enmendalla» tan típico de las instituciones públicas en esta región y ciudad en concreto. El activismo de la ciudadanía dio sus frutos, nuevamente, para bien del edificio y de la ciudad en general, ya que organizar un concurso de ideas fue clave para que el proyecto ganador cortase el camino a la idea primera de Diputación y la cambiase por esta nueva plasmada en la integración de la ciudad en el edificio, con esa limpieza de espacios y texturas.
Pertenece a la plataforma “Por un campillo mejor” ¿Cómo ve la situación actual del campillo?
Es un proyecto en el que se ha invertido mucha energía y dinero y para mal. Aunque se tomaron en cuenta algunas ideas de la Mesa de Trabajo «Por un Campillo mejor» como fueron una excavación arqueológica en extensión, un concurso de ideas sobre el mismo para desechar la idea primera del INMUBA (Inmobiliaria Municipal de Badajoz) o la rehabilitación de viviendas en la zona de alrededores, a mi parecer el resultado no es bueno: el proyecto ganador no obedece a la tipología del casco histórico badajocense (cubiertas más propias del País Vasco, tipología de vivienda unifamiliar adosada y no de manzana densa con tipos diferentes, etc.). La manzana de viviendas más próxima a la torre de Espantaperros debiera dejarse exenta para dar más visión y una mejor perspectiva a la alcazaba islámica y quedar un espacio abierto más exento y regular que el que va a resultar. Sin eliminar viviendas del proyecto, esta manzana podría pasarse a la nueva plaza pública que se desea hacer abajo y que es inútil a todas luces en ese espacio y con ese diseño poco respetuoso e integrador. Proteger parte de los restos que han salido a la luz tras la excavación es más que necesario, pero el Ayuntamiento ha hecho «oídos sordos» a las propuestas interesantes como la de eliminar el equipamiento de dotaciones públicas que prevé el Plan de Urbanismo en manzanas de la calle Eugenio Hermoso, planteando destruir aún más la zona. Este equipamiento podría haberse ubicado comprando al propietario oliventino el solar del antiguo convento de Trinitarias, rehabilitando ese espacio y no queriendo hacer un edificio nuevo de dos plantas y media pegado a un B.I.C. como es la muralla abaluartada. Esto aún puede corregirse, lo de las viviendas de la parte alta me temo que, por desgracia, no.
Siendo experto en arquitectura bioclimática, ¿cree que el Casco Antiguo es compatible con cambios para la mejora de la eficiencia energética?
No es solamente compatible sino necesario, ya que la eficiencia energética es algo tan fundamental en la arquitectura debido a la encrucijada del momento sobre el cambio climático. Pienso que no puede haber buena arquitectura contemporánea si no se tienen en cuenta criterios medioambientales y bioclimáticos en obras tanto de nueva planta como de reforma. Poner en valor estos criterios es más importante aún, ya que son más económicos, que introducir sistemas activos como placas térmicas y fotovoltaicas en las cubiertas de los edificios, pero por desgracia esta Administración Pública sigue aún sin darse cuenta de ello cuando promueve planes de urbanismo y concede subvenciones para cumplir con estándares de sostenibilidad. Y esto es aplicable también a los cascos históricos a la hora de la rehabilitación de los mismos con solo diseñar bien y mejorar elementos constructivos tales como carpinterías, fachadas y cubiertas. Si se desea complementar lo pasivo con lo activo se pueden colocar placas siempre y cuando estén protegidas de vistas externas e integradas con las cubiertas de los edificios históricos.
Ha escrito varias publicaciones sobre el patrimonio arquitectónico de la ciudad, ¿actualmente se plantea escribir sobre algún nuevo trabajo?
Son seis mis libros autoeditados sobre el patrimonio, aunque uno de ellos es sobre música como es el de «50 años de rock pacense» en colaboración con Lolo Iglesias y Pablo Asensio. Deseaba cambiar de tercio y fue muy agradable esta colaboración para reivindicar a buenos grupos musicales de Badajoz que están olvidados por administraciones públicas y privadas y que solo cuentan con propietarios de pub que exponen su dinero para que puedan ser escuchados. De los otros libros sobre el patrimonio me siento muy orgulloso, ya que son trabajos de investigación a los que dediqué mucho tiempo. Uno de ellos sobre la fortificación abaluartada, que fue el primero, con Álvaro Meléndez, y otros dos más sobre el hospicio-hospital de S. Sebastián y el convento y baluarte de la Trinidad ambos en colaboración con Julián García Blanco. Los dos íntegramente personales son un trabajo sobre el convento de Clarisas y hospital de la Cruz y el último, sacado el año pasado y del que me siento satisfecho al ser una asignatura pendiente desde hace 40 años cuando realicé un trabajo de investigación (siendo aún estudiante de arquitectura) sobre el racionalismo en Badajoz. Se titula «Arquitectura y Urbanismo racionalista de la ciudad de Badajoz (1930-1945)» y creo que no solo es un buen inventario de aquello que ha podido salir de los archivos sobre este tema, sino que también pongo en valor aquellos edificios más emblemáticos de este estilo arquitectónico que tiene mucho más interés que otros tipos de arquitecturas más apreciadas por el público no entendido de esta ciudad. No hay que olvidar que el patrimonio contemporáneo es tan importante como el tradicional y, más aún, si es vanguardia arquitectónica como es la del movimiento racionalista. Es una pena que se valore más el edificio de «la Giralda» que el mercado de Santa Ana de esta ciudad. De momento, no tengo proyecto de investigación, aunque sí de colaboración en esa revista tan magnífica como es «Sharia» (Amigos de Badajoz) y que tan bien llevada está por el insigne Manuel Cienfuegos. Es una lástima que no se cuente con más medios para ella, ante tanta guarrada de revistas que salen del dinero público en esta ciudad y que se tenga que escatimar en las buenas por falta de medios económicos.
¿Cree que queda mucho por hacer en el Casco Antiguo?
Sin un proyecto conjunto de actuación en el casco histórico lo que se haga no serán más que parches e ideas de «salto de cama» del político de turno y así es como se ha planteado la rehabilitación del casco desde el Ayuntamiento de Badajoz hasta el momento. Ocurrencias sin una visión integradora y lógica sobre lo que debe de ser un proyecto de ciudad tal y como se acometió en otras ciudades españolas (Santiago de Compostela, Vitoria, etc.), llevados a cabo poco tiempo. En Badajoz seguimos dando «palos de ciegos» por falta recurrir a técnicos especializados en intervención en zonas históricas, actuando en la mayoría de los casos con un desatino total (baluarte de Trinidad, cubo de cristal de la plaza alta, Biblioteconomía…). En otros temas se ha hecho con más rigor como en la iglesia de Santa Catalina, el mismo Hospital de S. Sebastián, la Galera etc…Queda, pues, mucho que hacer aún porque en Badajoz hay poca capacidad de trabajo y de gestión por parte del Ayuntamiento, envuelto más en aspectos burocráticos que en intenciones por mejorar una ciudad histórica en la que aún se sigue derribando a diestro y siniestro y en donde un considerable número de edificios tanto públicos como privados siguen cerrados porque las ayudas a sus propietarios son escasas y lentas. A eso hay que añadir las trabas ocasionadas por las normativas municipales, a las que se enfrenta cualquier ciudadano que se plantea vivir en el casco.