Don Celso Morga «Como todas las partes antiguas de la ciudades, la nuestra está descuidada en gran parte»

Hace 8500 años se construyeron en Mesopotamia las primeras agrupaciones de casas, lo que actualmente conocemos como Casco Antiguo de la ciudad. Como definición se podría decir que es el núcleo de las edificaciones más antiguas, las primeras construcciones que formaron la ciudad. En los cascos antiguos, por norma general, sabemos que encontraremos los principales organismos de la ciudad: Ayuntamiento, Catedral, Diputación …Pero ¿cómo es posible que lo que es el núcleo, el corazón de la ciudad, la esencia, el comienzo de todo, acabe en cierto modo olvidado? Se podría decir que el Casco Antiguo son los padres de la ciudad, sin estas primeras edificaciones no existirían otras zonas tan deseadas actualmente, ¿no es triste dejar en el abandono aquello que nos vio nacer y crecer?

Como en todos los comienzos de las ciudades españolas, la Iglesia jugaba un papel fundamental. Un papel que a día de hoy en Badajoz continúa bastante vigente en nuestro Casco Histórico en cuanto a lo social, cultural y educativo; una labor latente y necesaria. Hablamos con el arzobispo de Mérida-Badajoz, Don Celso Morga, quien vino en 2014 desde Roma para dirigir la archidiócesis, cuya sede se sitúa en la calle Obispo San Juan de Ribera, en pleno corazón del Casco Antiguo, como no podía ser de otra forma. Normalmente en España las sedes de los arzobispados se encuentran en palacios episcopales del siglo XIV, XV, XVI… El de Badajoz fue vendido y se adquirió la sede actual en el año 2000. Según Don Celso “una sede moderna y práctica desde el punto de vista del trabajo, útil. No es la típica sede arzobispal pero yo estoy muy contento en ella”. El edificio causó buena impresión al señor arzobispo pero, ¿qué impresión le causó el barrio? “Como todas las partes antiguas de la ciudades de España, la nuestra está descuidada en gran parte. En Badajoz llevan ya bastantes años de intentos de recuperación, efectivamente si uno pasea le da mucha pena encontrar tantas casas vacías, tantos negocios que se han ido, en fin, vivir en el casco antiguo no es fácil por los garajes, los ascensores…se entiende que la gente haya ido a otras partes de la ciudad donde eso lo tienen garantizado, por los coches, los niños y los colegios…Pero yo diría que en el casco antiguo de Badajoz se ha hecho un gran esfuerzo por recuperarlo y no es que se pueda decir que esté mal. Quizás regular”.

Tenemos claro que este esfuerzo continúa siendo necesario desde varios puntos de vista: la vivienda, el comercio, la educación, lo social, la rehabilitación, la cultura… ¿Acaso no guarda el Casco Antiguo todos los tesoros históricos y artísticos del patrimonio de la ciudad? Don Celso así lo cree también y le preguntamos acerca de las grandes obras que las Iglesias del barrio atesoran: “Son muchos siglos de historia, de devoción y fé. Anteriores generaciones tenían muchísima fé y han realizado obras artísticas de gran magnitud. Badajoz cuenta con muchas de ellas y no me consta que haya obras de arte que no estén expuestas, pero seguro que las hay”. Nosotros también estamos seguros; prueba de ello es el Real Monasterio de Santa Ana, cuyo patrimonio artístico no pasa desapercibido para los entendidos y ha sido puesto en valor recientemente gracias a Fundación CB y a la colaboración de las hermanas que lo habitan. Como este, probablemente haya muchos casos de tesoros olvidados y que deban ser valorados y puestos en conocimiento de la ciudadanía para su disfrute.

Hablamos también con el arzobispo sobre la labor social y educativa de la Iglesia en el barrio: “La archidiócesis hace una importante labor a través de las Cáritas parroquiales que hay en el barrio, tanto en San Andrés como en San Agustín. Se realiza un gran trabajo en general, y cabe destacar el que realizan las hermanas en la Concepción a través de una escuela dirigida a todas las personas que quieran aprender, normalmente personas extranjeras recién llegadas que buscan entrar en el mercado laboral. Lo mismo ocurre con las Adoratrices en la Plaza Alta, que también tienen una escuela y desarrollan una gran labor social, educativa y cultural”. Como decíamos al principio, una labor callada pero significativa y necesaria para al barrio, especialmente para los “olvidados” del barrio. Un concepto que tendremos presente en este blog en futuras entradas.

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