“Creo que el principal problema de los ciudadanos de Badajoz es que nunca hemos sabido vender nuestra tierra. Hemos sido unos conformistas y es ahora cuando nos estamos dando cuenta de lo que tenemos”.
Cuando tu marido trabaja en las inmediaciones del Casco Antiguo y tú eres la periodista que escribe crónicas para el blog de Fundación CB, “Barrio Alto Badajoz”, pueden pasar estas cosas y llegar un día en el que tengas que entrevistarlo. Pero no, no es la primera vez que sucede. Esta, aunque bien diferente, es la segunda entrevista que le hago a Venancio, en toda mi trayectoria como periodista. Eso sí, se trata de la primera como Secretario General del CERMI y pasa por esta sección de “Cada Punto de vista”, como una de las personas que transita frecuentemente por nuestro Barrio Alto en el que trabaja, desde un despacho en la Delegación Territorial de la ONCE, en Ronda del Pilar, donde desempeña además, el cargo de Presidente del Consejo Territorial de la organización.
Esta mañana, antes de salir por la puerta se producía el esperado capítulo de humor, al decirle a nuestros hijos que hoy en su despacho iba a recibir a una periodista muy “importante” que lo iba a entrevistar. Los peques, curiosos, preguntaron que de quién se trataba y Venancio, ironizó riendo: “una tal Susana Mangut”. Los chavales ven normal y cotidiano que, cada mañana, su padre despliegue el bastón blanco ante la puerta para ayudarse de él cuando sale a la calle. Lo han visto siempre, desde que nacieron son conscientes aunque pensamos que de forma espontánea, de que, en casa, mamá ve un poquito y papá, nada de nada. Ramas de árboles, toldos y otras amenazas aéreas, son sorteadas por Venancio cuando va acompañado de uno de sus hijos. Es algo instintivo, le apartan rápidamente y después prosigue la conversación como si nada; se habla del cole, de comprar chuches o de lo que charla cualquier padre con su retoño. Todo es menos complejo y maravillosamente simple, por fortuna. Mucha gente suele preguntar cómo nos las apañamos con nuestros hijos, sobre todo de más pequeños e incluso, sin mala intención, pero lo sueltan, a veces llega la frasecita que nos indigna tanto en la que alguno les suelta: “cuida bien de papá y mamá”. Y te quedas con las ganas de decirles que aquí, quienes cuidan, son los padres, como en todos lados.
Sentados en el despacho, lo primero y tradicional será pedirle su autorretrato a Venancio Ortiz, Secretario General del CERMI, pero además, nacido y criado en Badajoz y con su particular historia en nuestro Casco. “Sí, y la ONCE también. De hecho antes teníamos la sede al lado de las Tres Campanas, en plena Soledad. Bueno…Susana, pues yo nací aquí en Badajoz, en lo que era la Residencia. Nuestra casa estaba en la avenida de Pardaleras y mi abuela vivía también aquí en el centro, en la Plaza Chica. Recuerdo la calle de la Soledad, donde tantas veces paseé y la calle San Juan con los vendedores de castañas, los bollos de la Cubana, en fin, recuerdo una niñez ligada a esta zona. Sin embargo, el problema que teníamos los niños con discapacidad en aquellos años, residía en que no podíamos estudiar en colegios de enseñanza reglada, porque no había medios que posibilitasen nuestra integración en las aulas. A mí me matricularon en el colegio General Navarro, pero claro, los medios no eran los adecuados y no se podía conseguir que un alumno ciego pudiese estar integrado. Nosotros nos teníamos que ir a colegios internos, colegios específicos de la ONCE que existían repartidos por toda España. A mí me tocó el de Sevilla por cercanía y allí cursé la EGB. Mas tarde, me marché a Madrid para continuar estudiando. Esto, tenía la ventaja de que estabas en tu ambiente y todos los compañeros se encontraban con el mismo problema y el currículum estaba adaptado, sin embargo,, tenía la gran desventaja de que, cuando llegabas a casa, a tu casa, te encontrabas sin amigos ni grupos de los que formases parte. Ahora, afortunadamente, las cosas han cambiado mucho y la educación integrada ha logrado que los niños ciegos estudien en sus colegios, con sus materiales adaptados, en su entorno y con su familia y compañeros de forma totalmente normalizada. Ellos no sufren este desarraigo”.
Hubo un paréntesis en esos años fuera y precisamente, Venancio vuelve a su ciudad natal donde comienza a vender el Cupón de la ONCE mientras estudiaba por las tardes. Asegura que recuerda esos meses con mucha nostalgia y cariño. “Comencé a vender cupones en la esquina en donde ahora está la zapatería “Dos Pies”, que antes era un bar que se llamaba el “Merbi” y ni siquiera existía el Corte Inglés. Allí teníamos el Cuartel de Menacho, corría el año ochenta y seis. Yo vendía cupones por la mañana y por la tarde estudiaba en el Zurbarán”.
Pero cuando se vuelve al punto de partida, siempre está la familia. Al menos, así sucedió en tu caso, ¿no? ¿Qué recuerdas de cada vez que volvías aquí a Badajoz?. “Yo solo podía regresar aquí en vacaciones porque mis padres no tenían posibilidades económicas ni de otro tipo para viajar a buscarme a Sevilla todos los fines de semana, entonces yo venía en Navidades, Semana Santa y Verano. Recuerdo los paseos con mi abuela, que vivía en la Plaza Chica y con mis tías. Me acuerdo de jugar mucho en la calle, incluso de ir en bicicleta que mira que era una locura, pero lo hacía. Luego mis padres se mudaron de Pardaleras a la zona que hoy es la del MEIAC pero que antes lo que había era la cárcel. En aquellas inmediaciones había un inmenso terraplén y yo lo bajaba montado en la bici y a más de una persona me he llevado por delante. Sí que noté, Susana, un cambio tremendo en el Casco Antiguo, desde que yo me marché, hasta que volví a asentarme en Badajoz. Creo que ha habido tres momentos diferenciados en lo que va de historia del Barrio Alto: uno, hacia los años setenta, cuando yo era niño, cuando era un hervidero de gente, la calle San Juan estaba repleta y la Soledad, igual. Luego llegó una época en la que estaba todo abandonado, daba hasta miedo transitar por ahí, subir a la Plaza Alta, por ejemplo. Y ahora, que afortunadamente se están comenzando a rehabilitar muchas zonas y podemos disfrutarlo los propios pacenses que, a veces, no nos damos cuenta de lo que tenemos ni lo valoramos. Es más, yo creo que el principal problema de los ciudadanos de Badajoz es que nunca hemos sabido vender nuestra tierra. Hemos sido unos conformistas y yo creo que es ahora cuando nos estamos dando cuenta de lo que tenemos. Yo me enteré no hace muchos años, porque vino un programa de radio nacional, aquí a la ciudad y fui a ver la emisión en directo, de que nuestra alcazaba es la más grande de Europa. Sin embargo entiendo que hoy todo ha cambiado y hay muchos valientes que apuestan por abrir sus locales en el Casco Antiguo y se empeñan en darle vida a esta zona que se está regenerando, aunque quede aún mucho por hacer. Pienso que el ciudadano debe poner de su parte. Por ejemplo, las personas ciegas somos defensoras a ultranza de las tiendas y el comercio de proximidad. Para nosotros es casi imposible ir a comprar a una gran superficie. Y hacer la compra por Internet a veces no nos ayuda a causa de que las webs no nos resultan accesibles”. El Casco es como un pueblo en donde todo el mundo te conoce y te ayuda y eso es maravilloso. A mí me da mucha alegría salir por aquí y ver gente por las calles. Hubo una época que vivíamos aquí en Juan Carlos I y veíamos las procesiones desde la ventana y escuchábamos el ambiente en Carnavales, etc. Fue una época muy bonita de la que tú misma puedes dar fe”.
Pero debo recordar que, además de a mi marido, tengo delante al Secretario General del CERMI y se hace preciso abordar el tema de las barreras arquitectónicas que, en ocasiones, son preludio de las mentales. A veces, , bien es cierto que hay buenas intenciones y predisposición, pero carencia de información al respecto. Lógicamente y como ya se ha señalado aquí en nuestro “Cada Punto de Vista”, más de una vez, el Barrio Alto es reflejo de ello. Pero yendo por partes, primero le pido que aclare qué es el CERMI exactamente. “Se trata de una gran organización que aglutina a las diez entidades más importantes de la discapacidad en Extremadura. En ella se representa a todo tipo de personas con discapacidad. Estamos dentro, desde representantes de colectivos con enfermedades raras, hasta de personas sordas, personas con Síndrome de Down, autismo, parálisis cerebral o personas ciegas, entre muchas otras. Se trata, pues de luchar por la accesibilidad universal que es favorable para todo el mundo, no solo para personas con algún tipo de discapacidad. Digo esto, porque por desgracia, la discapacidad o se nace con ella, como es mi caso, o se va adquiriendo a lo largo de los años. Todos vamos cumpliendo años y se nos van presentando cada vez más dificultades hasta que llegamos a una edad en la que , en cierto modo, somos todos un poco discapacitados. Por tanto, aunque solo sea por egoísmo debemos pensar en un mundo más fácil. Creo que en la ciudad se ha hecho muchísimo, pero aún queda por hacer. Las entidades siempre estamos ahí dando guerra, comenzando por la labor de la Oficina Técnica de Accesibilidad, por ejemplo”.
Pero concretando, le pido que trate de hacer una especie de listado de las barreras más “famosas” del Casco Antiguo. “Como he dicho, se ha avanzado mucho. En cuanto a los rebajes de bordillos que resultan útiles para todo el mundo; desde una mamá con la sillita del bebé, hasta alguien con el carro de la compra. Además, casualmente cuando hay un bordillo rebajado, la gente que no tiene ninguna dificultad, tiende a ir por ahí. Por otro lado, calles demasiado estrechas en las que los bolardos dificultan el paso para las sillas de ruedas y no vale que exista una ruta accesible alternativa por la que se tarden cinco minutos más porque somos ciudadanos de pleno derecho y por tanto no tenemos por qué parecer de segunda. Otro aspecto es el de las plataformas únicas que suponen un grave peligro para las personas ciegas, de no estar bien señalizadas. A mi me pasa aquí en San Atón o en Juan Carlos I que me cuesta la vida localizar el paso de peatones y a veces incluso, puedo correr el riesgo de salirme a la carretera sin saberlo. Existen también cruces con semáforo sin sonido. Yo entiendo que haya gente a la que le moleste el ruido mañana y noche. Pero a esos vecinos que viven cerca yo les diría que, hoy en día, esos semáforos funcionan mediante un mando a distancia y solo se activa el sonido cuando atraviesa la calle una persona ciega que lo hace funcionar. Presentan muchas dificultades para nosotros todo lo que son obstáculos aéreos y que el bastón o el perro guía no pueden detectar, como son toldos, ramas de árboles que sobresalgan o estén demasiado bajas o señales que se tuercen y se quedan en medio de la acera. Se trata simplemente de cumplir la normativa, no es más”.
Pero no deseamos concluir con mal sabor de boca así es que vamos a quedarnos con aquellos aspectos sobre los que se haya avanzado que también le pido a Venancio que los resalte. “Algo muy relevante que se ha hecho en gran parte de Badajoz y en esta zona también ha sido señalizar aspectos de la ciudad con pictogramas para las personas con autismo. Esta acción, como muchas otras, se ha hecho junto con las asociaciones y es que es fundamental que cualquier persona o entidad con responsabilidad en llevar a cabo una obra, se informe primero, porque no vale de nada la buena voluntad sin información y que a los cinco meses la obra tenga que destruirse y volver a levantarse. Pero desde luego que vamos por buen camino y con paso firme. Falta andar sin prisas pero sin pausas y un deseo que quiero formular a quien corresponda la responsabilidad, consistiría en hacer totalmente accesible para todos, nuestra Alcazaba. Así que mirando al futuro del corazón de Badajoz me quedo y pensando en que pronto viviré en una ciudad aún más accesible y más mía, por tanto, que en la que vivo ahora”.