Ingeniero Técnico Agrícola, emprendedor, intelectualmente inquieto por naturaleza y amante del arte desde temprana edad; así es Ramón de Arcos, un pintor que, aunque no es partidario de etiquetas, deriva su obra hacia un ‘neo-impresionismo’, con ciertas pinceladas expresionistas.
Este artista, enamorado de las calles, los muros centenarios de la Alcazaba, de la Plaza Alta…, decidió hace años que el Barrio Alto de Badajoz, concretamente la calle San Pedro de Alcántara (cerca de la Casa-Taller de Luis de Morales), era el sitio perfecto para instalar su taller.
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¿Cómo ha sido su trayectoria profesional y artística?
He trabajado en el ámbito de la agricultura y el sector agroalimentario, también como profesor asociado en la Escuela de Ingenierías Agrarias de la UEX. Mi recorrido profesional en estos campos ha sido intenso, variado y con múltiples trabajos interesantes y creativos, y esto con alternancia entre las Administraciones Públicas y Empresas Cooperativas (ACOREX y Caja Rural de Extremadura), también en un periodo desarrollé una pequeña empresa propia.
Paralelamente he cultivado mi inquietud hacia las artes, en un momento puntual ésta pudo ser la opción principal de mi vida que posteriormente se derivó hacia el ámbito agrario y agroalimentario. Sin embargo, nunca he sentido frustración alguna y el arte siempre me acompañó.
Profesionalmente me han tocado vivir muy directamente episodios importantes de la vida de nuestro país y de nuestra Comunidad Autónoma: inicio de la Democracia y fin de la dictadura, entrada en la Unión Europea, Constitución del Estado de las Autonomías…
Con una temprana jubilación de esas otras actividades, me dedico más a la vida artística y casi en exclusividad a la pintura, dibujo, ilustración, etc.
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¿Cómo es Ramón de Arcos a nivel personal?
Apropiándome de la frase del poeta y a modo de resumen, como que soy “en el buen sentido de la palabra bueno”. Muy de querer a los que son próximos, mis hijos, nietos, parejas, amigos, compañeros de trabajo… yo creo que no sabría vivir sin afectos, otro rasgo que me caracteriza es la inquietud y la necesidad de cultivar el conocimiento, las ciencias, las artes, las relaciones humanas siempre con la necesidad de saber algo más de todo.
Me considero optimista, y creo que la humanidad puede mejorar, siempre pienso que lo podemos hacer mejor, que podemos y tenemos que hacer una sociedad más justa, más igualitaria, sin discriminaciones de ningún tipo. Pienso que nunca hemos vivido mejor que ahora y que tenemos capacidad para construir sociedades mejores y de extenderlas a todos los que habitamos el planeta.
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¿Cuándo llegó el arte a su vida?
Desde muy pronto y ya me ha acompañado, era un niño todavía pequeño cuando me regalaron una caja de pinturas y ya no lo he dejado, como dije antes en un momento de mi vida casi derivo a las Bellas Artes (llegué a estar matriculado en la Escuela de Bellas Artes de Sevilla) pero opté por la Agricultura (una cosa más cortita y práctica). Sin embargo nunca me sentí frustrado y de alguna manera seguí atado a las artes. Mi formación es autodidacta, pero con una atención y estudio de los grandes clásicos de la pintura: Renacimiento, Barroco, Impresionistas, Expresionistas, etc. La formación y el estudio me parecen herramientas imprescindibles, no creo en el saber sin estudio ni esfuerzo.
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¿Cómo definiría su obra actualmente?
Para uno mismo definir su trabajo es difícil, y no soy muy partidario de etiquetas, estoy dentro de la pintura figurativa con una deriva hacia un ‘neo-impresionismo’, con incursiones en algunas formas expresionistas.
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Siendo Ingeniero Agrícola y Biólogo ¿cómo influye esta formación en sus obras?
Entre los temas de mis obras más frecuentes está el paisaje, en el que me siento reconfortado y seguro. Creo que el paisaje, lo conformamos nosotros, somos parte de él y al mismo tiempo el paisaje nos modula y nos modela a nosotros.
Entender el paisaje no sólo como una sucesión de formas, colores y espacios es un reto estimulante, pero mucho más apasionante es descubrir e interpretar el paisaje como una compleja trama entre los elementos del espacio, tierra, aguas, topografía y la interacción con los seres vivos.
Percibir que todo lo que nos rodea es una complicada sucesión de relaciones que van variando con la hora, el clima, la estación del año, etc. me permite entender que la expresión de colores y formas en el plano tiene detrás toda la mística de la vida y el espacio.
En gran parte estas reflexiones plásticas son resultado de mi formación en los ámbitos de la agricultura y la biología. Con frecuencia busco el paisaje antropomórfico, es decir el que con la agricultura y nuestra actividad humana hemos ido modificando unas veces en armonía y con el espacio natural otras menos, pero en cualquier caso, me resulta imposible entender el mundo que nos rodea sin el hombre.
Me interesa comprender a los seres vivos como unas complejas máquinas bioquímicas altamente improbable y de todos los seres vivos, los humanos , hemos desarrollado capacidades que nos permiten la singularidad del conocimiento, la tecnología las artes, la magia , en definitiva la cultura como un patrimonio colectivo, que tiene soporte interno en el cerebro de cada uno, y el soporte externo en cada teorema, libro, partitura, pintura, foto, biblioteca, archivo, museo, catedral, ciudad.
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¿Cuándo decide montar su estudio en el Casco Antiguo de la ciudad? ¿Por qué esa zona?
Hace muchos años, no conseguiría ponerle fecha, pero desde mi llegada a Badajoz, me atrajo el casco histórico y antiguo. Aproximadamente por los primeros años del siglo compré una casa en ruinas y decidí rehabilitarla para alojar mi estudio-taller (una ilusión antigua) y mi vivienda. Así instalé en San Pedro de Alcántara, en el nº 29, mi taller y encima mi vivienda, casi enfrente de la Casa-Taller de Luis de Morales, es un privilegio.
Decidir que sería el Casco Antiguo no es una casualidad, ni mucho menos un capricho pasajero, es la consecuencia de percibir que la trama de las calles y en este paisaje, tan deteriorado en aquellos momentos, reside el espíritu y la identidad de esta ciudad. Cada mañana pasar por los muros centenarios de la Alcazaba o de la Plaza Alta o recorrer la trama de calles más o menos destartaladas pero que dibujan un paisaje de mucha vida detrás, es compartir y seguir el caudal de la historia. Tener además, el río cerca, a los pies del barrio es todo un privilegio, la naturaleza, la historia y vida cotidiana se encuentran a veces en armonía, otras en un sinsentido desastroso. Pero en cualquier caso atrayente.
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¿Qué mejoraría del barrio?
A modo de resumen:
- Equipamientos (aparcamientos, depósito y recogida de basura, limpieza, etc.)
- Seguridad.
- Restauración y recuperación de locales y viviendas, tanto de titularidad privada como pública.
Me quiero extender en el tercer punto porque es la piedra angular de todo lo demás, es urgente la recuperación de locales, de viviendas, no debe permitirse que las propiedades del Casco Antiguo permanezcan en ruinas. En espera de no sabemos qué planificaciones van a permitir pingües ganancias.
El Casco Antiguo se ha convertido en una sucesión de locales y casas vacías, deteriorándose por especulación pura y dura.
Es necesario y urgente algún mecanismo legal, duro, claro y resolutivo que corte esa ‘gangrena’. Dentro del marco de la legalidad, estimo que puede haber mecanismos que impidan este estado de deterioro y derrumbe extendido en todo el ámbito del casco y con especial gravedad a algunos reductos.
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¿Qué le gusta más del barrio?
El patrimonio arqueológico y paisajístico, especialmente la Alcazaba (cada vez más majestuosa a medida que la recuperamos, la Plaza Alta, la Catedral y toda la trama del paisaje urbano que la rodea, a pesar del deterioro y la suciedad).
Pero también la diversidad de personas y grupos que lo habitamos que vaya animando la idea de que las manifestaciones artísticas y cualquier forma de expresión cultural tienen un hueco privilegiado en este barrio.
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