Javier Fuentes, Presidente de la Asociación de Vecinos del Casco Antiguo de Badajoz, el alma empática e inquieta
Javier sale poco en estos días, me dice y me recuerda la razón: es un ciudadano de riesgo, pero decidimos, aún así, quedar en un lugar concreto hasta el que yo me “apañe” bien para llegar sola. “No te preocupes. Supongo que tú vienes por la calle del Obispo dirección hacia la Plaza”. Supone bien, porque siempre hago ese mismo camino para llegar allí: tengo medidas las distancias, memorizo incluso hasta las propias barreras arquitectónicas que hay y, justo es de eso de lo que hablamos, nada más saludarnos, a la altura de la puerta de Diputación. Reímos y frivolizamos con lo que sería la edición de un supuesto “catálogo de barreras y obstáculos variopintos” que, como apunta Javier, cigarro en mano e ironía en mente, debería ir ampliándose con el tiempo porque cada vez hay barreras de más categorías diferentes.
Caminando, nuestra conversación nos lleva finalmente hasta la Plaza de la Soledad donde optamos por sentarnos en una terraza para tomar un café. Javier y su “alma inquieta”, como le acabo de llamar, vuelven a encenderse otro cigarro, al tiempo que pedimos café solo para él y un cortado para mí. Mientras el diligente camarero toma nota, reflexiono sobre la naturalidad con que Fuentes me trata en cuanto al tema de mi baja visión: no lo hace desde la superprotección, ni tampoco desde la exageración, acierta constantemente y es en este momento cuando, sin preguntárselo, parece que lee mi pensamiento y me da la respuesta. “Pues no sé si lo sabías, pero mi abuela era ciega y tanto mi hermano como yo, solo podemos ver por un ojo”.
Ambos comenzamos a ser conscientes de que debemos ir al grano, “vamos a conocer tus puntos de vista, aunque contigo, podríamos hablar durante horas sobre un montón de cosas”, le digo a él y al humo de su cigarro que juega entre ambos y que siempre me ha parecido que forma parte de su propia sombra.
Empezamos haciendo honor a lo de su “alma inquieta”, ya que le veo con ganas de relatarme las andanzas de su último viaje a Uruguay, una tierra que lleva en el corazón. “Desde hace cuatro años, estoy viajando allí para llevar proyectos artísticos a Latinoamérica y este año se trataba de fraternidad y de hecho, el título lo dice todo: “Siempre Hermanos”.
Yo no lo veo, pero imagino, por su tono de voz, que en estos momentos los ojos de Javier se iluminan y continúa contándome que pretendía descubrir la razón de esa bondad, de esa amabilidad, de la fraternidad que parece intrínseca en aquellas gentes. “Por cada sitio que visitaba, en cada persona que conocía he visto reflejado nuestro Casco Antiguo. Sobre todo en esa manera de sentir el concepto de HERMANDAD “.
Me gustaría profundizar en la idea del Barrio Alto como “Barrio de las Artes” y se lo defino así porque me parece cierto que muchos de quienes lo viven y lo frecuentan se sienten y son artistas y Javier Fuentes me descubre un secreto que allí se tiene muy claro: “es que… nosotros nos tomamos tiempo para observar la vida”. “Nosotros”, afirma contundente, “no vemos a la gente pasar, la observamos. Aprendemos de ellos, de sus formas, de sus gestos. Así, es muy fácil. Todo lo demás, viene solo”.
El hecho de llevar la mochila de Presidente de la Asociación de Vecinos del Casco Antiguo a sus espaldas, Fuentes lo define como: “una maravillosa locura que, a veces, duele porque quedan muchos problemas por resolver, muchas cosas por hacer y te das cuenta que no eres capaz de afrontarlo todo. Los tiempos son inciertos, pero siempre surge otro proyecto que te anima a seguir adelante y te quedas con la certeza de que podrá resolverse”.
Sin duda, le apostillo, el optimismo es la clave del éxito. Pero evidenciamos que existe una pretensión de hacer mucho y bien por el Barrio Alto, tanto las propias instituciones como los particulares Visitan la zona con ganas de hacer de este sitio un lugar mejor, de integrarlo, de transformarlo y de convertirlo en un barrio más dinámico. Pero parece que luego, una y otra vez, todo eso se resquebraja y se esfuma. “Desafortunadamente, esto es cierto y nosotros no hemos encontrado la razón de por qué se produce. Vamos a hablar con muchas instituciones y nos sucede una y otra vez. Ahora, por ejemplo, les hemos propuesto el tema del Consorcio y creo que nos hemos perdido en la definición de la propia palabra. Y yo digo que se trataría de una mesa de trabajo, nada más, una reunión donde participasen varias personas y podamos hablar como adultos. Pues bien, todos te dicen que sí, pero luego es que no”. Hay una buena predisposición nada más llamar a cada puerta, pero después, pasado el tiempo y cuando se pretende materializar el acuerdo, explica Fuentes, “llamamos de nuevo y esa puerta ya no se abre. Parece que se produce una especie de amnesia que absorbe a los representantes de las instituciones, porque si no, de verdad que no encuentro otra explicación. Un amigo mío decía que lo que escriben con la mano, lo borran con el codo”.
Sin embargo, mientras que todo esto sucede, el Barrio Alto no cesa en su actividad. Lo hace a su manera y la manera solidaria es lo que les define. Me centro ahora en las consecuencias terribles de la pandemia que aún continuamos sufriendo y en cómo se ha proyectado en el Casco Antiguo y en sus convecinos. Aquí, afortunadamente lo que no falta son rebrotes pero de hermandad y ayuda mutua, asegura Javier Fuentes, quien inevitablemente, se retrotrae de nuevo a los meses vividos en Uruguay donde prevalece también el mismo espíritu. “La solidaridad entre unos y otros, la preocupación sincera y la unidad, no han dejado de estar presentes. Además, se ha visto la tragedia que a muchos les ha supuesto la propia muerte y la pobreza absoluta que te recuerda que mañana no tienes nada que comer y que no te queda futuro por delante y que no puedas decir que, a la semana que viene, sales a buscar trabajo porque no lo vas a encontrar, ya que sabes que la situación está cada vez peor. En esa desesperación total es donde se percibe la solidaridad que llega desde las mismísimas entrañas del corazón que es lo que estamos viendo aquí en el Casco Antiguo, afortunadamente”.
De hecho, esa solidaridad se ha materializado en actividades concretas, recuerdo, como la última recogida de alimentos que se realizó y que fue un éxito. Javier añade que “se había pensado en una serie de eventos para dar dinamismo a todo esto y atraer a la gente. Pero en el último momento, la policía prohibió llevar a cabo este tipo de actividad y lo asumimos sin querer hacer más hoguera de esta situación. Sin embargo, la recogida de alimentos sí que se hizo y además de haber recaudado bastante cantidad de productos,, pudimos constatar la buena voluntad de la gente y evidenciar la necesidad que existe de tirar del que tenemos a nuestro lado y remar en la misma dirección como una sociedad civil unida”.
Antes de terminar, le pido que haga un llamamiento para que en este verano, el verano pacense de los cuarenta grados a la sombra, pueda vislumbrarse que hay una propuesta desde el Barrio Alto que invita, pese a todo, a que lo redescubramos una vez más, tanto los de aquí, como los de fuera. Estos meses pueden ser un buen momento para que todos hagamos el Barrio Alto un poco más nuestro y Javier Fuentes, lo ratifica asegurando que “prácticamente ya se están iniciando una serie de actividades junto con el reconocido Bailaor Jesús Ortega que, bajo el título “Calle Viva”, contempla que varias academias de baile, danza o teatro, van a realizar sus ensayos y clases en la vía pública, para que la gente lo pueda ver, se anime y no se trate solo de dar un simple paseo por aquí”. Además, existe un proyecto con los músicos, para que puedan tocar en diversos puntos de las calles, así como otra interesante acción de futuro que tiene que ver con el Parque de la Legión y que Javier Fuentes me cuenta con la ilusión plasmada en su voz por lo que podría significar la iniciativa: “vamos a intentar recuperar y rehabilitar el Parque de la Legión que es maravilloso y en primer término, hemos pensado organizar una serie de visitas guiadas este verano para que la gente lo conozca y entienda la magnitud y la grandeza que hay ahí. Deseamos recuperar un espacio con fines sociales y medioambientales. Un trocito de naturaleza que tanto estamos maltratando en otros sitios. Queremos comenzar por una pequeña iniciativa de recuperación de uno de los monumentos, a través de trabajos artísticos y espectáculos. Pero eso, solo como ejemplo y punto de partida para después rehabilitar el parque entero. De momento, que la gente empiece a verlo y lo hagan suyo y nuestro y que, como es nuestro pues lo cuidemos nosotros”.
Y con ese “NOSOTROS” en mayúsculas quiero quedarme y le pido al Presidente de la Asociación de Vecinos del Casco Antiguo, Javier Fuentes, que hable para todos aquellos que posibilitan que el resto conozca y disfrute el Barrio Alto. Aquellos que lo dotan de voz y vida: los comerciantes y hosteleros que le dan fuerza y color. “Es momento” asegura Fuentes con contundencia, “de darnos cuenta de quienes han sido aquellos que han estado perjudicados y al pie del cañón durante este confinamiento. De pensar que esto es una cosa que tenemos que resolver nosotros apoyando el comercio local, el que tenemos al lado, la gente que día a día se esfuerza. La hostelería en el Casco Antiguo es segura, indudablemente. Hemos de mirar hacia nosotros y sentirnos responsables con lo que tenemos más cerca porque, ayudándoles a ellos, nos ayudamos a nosotros”.