“Cada Punto de Vista” – Jaime Mejías, Concejal de Turismo y Patrimonio Histórico del Ayuntamiento de Badajoz

“Tenemos que ir abriendo camino para que los pacenses sientan y hagan cada vez más suyo, el orgullo patrio de su ciudad. De hecho, uno de esos hitos que va a ayudar en la elaboración de ese camino será la campana de la Torre de Espantaperros que lleva un siglo y medio sin lucir en su campanario y que antes de final de año regresará a él. Todo un símbolo de la historia propia de nuestra ciudad que vuelve a hacerse presente”.

Tal vez parezca una tontería, pero me atrevo a considerar que no lo es, ni mucho menos. Me refiero a la forma de vestir y sobre todo a la forma de calzarnos al salir a la calle y cómo influye ésta a la hora de sentirnos más seguras, al menos por mi experiencia, las mujeres con baja visión estamos vendidas si se mezclan dos factores importantes: lugar que no conocemos y unos taconazos de escándalo. De repente, el suelo no es tan firme como de costumbre y nos impide mantener un equilibrio que otras pueden conseguir viendo ese escalón o aquella alfombra con la previsión suficiente para preparar el pie y no el traspié, como me ha pasado alguna vez. En este caso, el pavimento no ayuda mucho pero sí es más que conocido aunque, tiento un poco a la suerte llevando unas sandalias, abiertas encima, de esas plateadas tan monas y con algunos centímetros de tacón que, tampoco dejan de ser un peligro porque cuando te llevas un peldaño por delante, no es lo mismo que con unas deportivas, ya lo creo que no. Por la calle Moreno Zancudo camino un tanto insegura y despacio, más despacio de lo que suelo andar por esa zona si me calzo botines planos o bambas y llego, finalmente a la Plaza Alta donde debo pensar en la localización exacta de las Casas Mudéjares, un lugar que ya he visitado otras veces pero no acabo de hacerme el mapa estructural en la cabeza. Allí he quedado con el Concejal de turismo, el inquieto y enérgico Jaime Mejías. Al menos, eso es lo que me transmite su tono de voz y su forma de expresarse, las pocas veces que hemos conversado. Mi Apple Watch me dice, con su voz metálica y  descafeinada  , que aún faltan diez minutos para las once de la mañana, por tanto estoy tranquila porque no voy mal de tiempo. Por fortuna reconozco a dos policías locales gracias a esa indumentaria tan fosforescente que llevan en su parte de arriba y sin pensármelo dos veces, les pido ayuda que ellos recogen encantados. Esto de los atavíos amarillos fosforescentes o naranjas flúor que llevan algunos grupos de trabajo por la calle, como sucede con los operarios de limpieza, por ejemplo, se hace para llamar la atención a la ciudadanía, supongo, pero no sé si se imaginarán, aquellos que comenzaron con esta idea, lo que pueden llegar a ayudar estos colores y su visualización e identificación posterior, a las personas como yo, con baja visión. EN más de una parecida me he visto y en más de una me ha sacado del apuro este recurso.

Me han acompañado hasta la puerta de la concejalía y una chica muy amable, de la que no conozco el nombre, me recibe sabiendo que he quedado con el concejal para la entrevista y aludiendo a que ella sí me conoce a mi de otra ocasión en la que he visitado las instalaciones. Hablamos durante unos minutos en los que me ofrece amable y dispuesta, una silla para que tome asiento mientras espero. A los pocos minutos oigo un coche y una voz conocida que se acerca hacia el lugar y la chica me anuncia que llega ya Jaime Mejías. Enseguida identifico la voz de Antonio Cavacasillas, compañero de Jaime en el Consistorio, edil de Asuntos Sociales y alguien a quien conozco desde hace años. Me levanto y tras confirmar con la chica que se trata de ellos dos, salgo hacia la puerta, los saludo y juntos echamos un rato muy agradable de conversación en el que abordamos, dada la hora, el concurso “Badajoz, Capital Mundial del Desayuno”, mencionando algunos de los sitios a donde ya han ido a probar la tostada y otros que, no saben el motivo, , pero se muestran reacios a participar en esta actividad que se les propone desde el Ayuntamiento.

Mientras ascendemos por las escaleras de caracol que van a dar a su despacho, Jaime me demuestra que tengo razón cuando he predicho que es una persona empática, abierta y espontánea; su forma de resolver conmigo lo deja claro. Me dice que si prefiere que me dé su mano o que si va él delante para subir, en fin, con una naturalidad que, por fortuna, deja de lado consabidas frases como: “¿subimos por el ascensor, mejor?”. Que yo lo que digo: si las piernas las tengo bien, ¿por qué siempre esa pretensión de algunos, de relacionar discapacidad visual con movilidad reducida?. Seguro que a quien va en una silla de ruedas, no le prestan las gafas para leer, ¿no?.

Llegamos al despacho de Jaime y tomamos  asiento, uno frente al otro, albergados por una mesa de grandes dimensiones y visualmente, me siento cómoda porque hay luces indirectas de las que no me provocan fotofobia y van directas a la cara. ¿Seguro que te has hecho cientos de veces selfies  con el móvil, le digo. Pues bien, ahora te toca hacerte uno muy particular. Una foto sonora y con tus propias palabras. Adelante. “Jaime Mejías es un pacense de cuarenta y dos años que se marchó a Madrid sin haber cumplido la mayoría de edad para licenciarse en Derecho y después vivió en Londres, donde fui para aprender el idioma y también para vivir experiencias de vida y posteriormente me marché aMadrid para trabajar en el campo de la  asesoría jurídica. Finalmente regresé a mi tierra, porque soy un enamorado de ella y comencé a desempeñar labores exportando productos agroalimentarios extremeños al mundo entero, trabajando en la empresa privada y haciendo ver esta maravilla que tenemos. Me considero una persona crítica con todo lo que se viene haciendo, tanto en el ámbito de lo público como en el de lo privado y ahora, me encuentro muy satisfecho con este privilegio que se me ha concedido; ser Concejal de Turismo y Patrimonio Histórico  del Ayuntamiento de mi ciudad”.

Recuperar Badajoz, desde el punto de vista turístico y patrimonial es, desde luego, una inquietud ferviente, según reflexiona Jaime pero, pienso con él en voz alta, que es necesario que el ciudadano pacense se crea que sí es oro todo lo que reluce y le pregunto por cómo percibe él este tema del no quererse lo suficiente. “En Badajoz tenemos unas excelencias  impresionantes a nivel turístico y que además poseen poca competencia, como son la Alcazaba más grande de Europa y el Sistema Abaluartado más extenso de España. Creo que debemos poner en valor en Badajoz, una industria turística potente, porque la tenemos. De hecho estamos inmersos en la Eurociudad y somos destino internacional, al contar con Elvas y  Campomaior. Quien viene a Badajoz, viene a la Eurociudad. Pero no solo debemos fijarnos en el tema patrimonial, sino también en los atractivos de la naturaleza; la cepa urbana más importante de Europa o todo un paraíso para los ornitólogos, puesto que más de  ciento veinte especies de aves pueden ser avistadas  desde el tramo urbano del Guadiana en Badajoz. Creo que si explotamos nuestros tesoros y rehabilitamos nuestro patrimonio abaluartado, este lugar será una de las maravillas que hará las delicias de turistas que, pese a todo, ya reconocen su encanto y nos lo hacen saber cuando vienen a la oficina de turismo”.

Badajoz y su identidad propia. Su autoestima. Algo que a lo mejor el ciudadano que vive aquí debería hacérselo mirar, le insisto. De unos años para acá, sí que se vive ese cambio, ¿Cómo ve Jaime Mejías los futuros proyectos y cuál cabe resaltar??. “Pienso que tenemos que ir abriendo camino para que los pacenses sientan y hagan cada vez más suyo, el orgullo patrio de su ciudad. De hecho, uno de esos hitos que va a ayudar en la elaboración de ese camino será la campana de la Torre de Espantaperros que lleva un siglo y medio sin lucir en su campanario y que antes de final de año regresará a él. Todo un símbolo de la historia propia de nuestra ciudad que vuelve a hacerse presente. Otro de los programas que va a contribuir a ese crecimiento en el nivel de autoestima de los pacenses y que pondremos en marcha el próximo septiembre, será la Orden de los Defensores de Badajoz. Queremos ir formando a las nuevas generaciones en qué es lo que tenemos en la ciudad en la que viven para que se conviertan en conocedores y defensores de lo nuestro, de lo suyo. Se impartirá a los alumnos de quinto y sexto de Primaria y consistirá en una serie de actividades para que se acerquen al patrimonio, lo respeten, sepan protegerlo  y lo defiendan. Así, tras tres o cuatro meses de inmersión en su propia cultura, esperamos que salgan transformados en auténticos defensores de nuestro Badajoz”.

De repente, por mi cabeza pasa rápido un recuento de opiniones a cerca de una de las preguntas que siempre hago en estas crónicas, sobre todo a las personas más mayores; el “antes” y el “después” del Barrio Alto, así como sus virtudes y carencias. Ante mi, tengo ahora a alguien que puede, desde su posición, cambiar al menos en cierta medida, la historia y el tránsito de algunos de estos acontecimientos de futuro y que también quiero que mire al pasado en la medida que pueda, porque es joven, pero con la lupa de la autocrítica puesta en sus ojos de concejal. Eso es lo que le pido, para terminar nuestra charla.  “Por un lado, pienso que aún queda mucho por hacer a nivel social, vital o  urbanístico. Sin embargo, no debemos olvidar de dónde venimos y a dónde vamos. Recuerdo, cuando era pequeño que aquí, justo donde nos encontramos, en la Plaza Alta o en  la Plaza de San José no se podía subir y era un lugar ruinoso. EN mi opinión,  el desmontar el mercado de abastos, supuso la raíz del comienzo de la decadencia. Fue una decisión muy desacertada. El Casco quedó desfasado y llegó la droga y los problemas en general. Hoy en día sí que es verdad que hay aún zonas degradadas como la calle Concepción Arenal o la calle San Lorenzo. La zona del Campillo ha costado mucho porque cuando se tiene que ir casa por casa, explicando los derribos,  tratando con los propietarios de forma individual, etc pues todo resulta más tedioso.  Pero, sin duda, el proyecto pondrá en valor esa zona tan degradada. Otros proyectos como la compra del antiguo convento que se situaba en la calle San Juan donde se colocarán dependencias del consistorio, revitalizará esa zona. Vamos a llevar allí más de trescientos trabajadores que darán vida a ese lugar y a sus comercios y negocios de hostelería que seguramente vuelvan a prosperar y florecer. La obra de Santa Catalina ha hecho resurgir la Plaza del Museo: la calle Norte o la calle Encarnación y en un futuro, la sede de la Fundación CB. Poco a poco, sumando esfuerzos al del equipo de gobierno, como los de  empresas privadas o fundaciones y asociaciones que se van instalando y teniendo en cuenta el Consorcio que se presenta como un arma importante para centralizar competencias policiales, de urbanismo, seguridad, vecinales, y será un foro de debate de aquellos que saben de sobra cuáles son los verdaderos problemas del barrio. En definitiva, creo que hay muchos proyectos por realizar y que el culmen de todos ellos sería ese centro de interpretación en nuestra Alcazaba. Todo llegará y seguro, tendremos el Casco Antiguo que Badajoz se merece, tal vez, en menos tiempo de lo que creemos”.

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