Con el permiso de agosto y de su fragilidad, si tenemos en cuenta que es o al menos así se le etiqueta, el mes del parón y de las vacaciones por antonomasia, nosotros continuamos haciendo memoria y recorriendo casi, casi a ciegas, las calles de nuestro barrio alto Y las personas o en este caso, personajes más bien, que han ido pasando por el particular punto de vista que tiene una ciudadana como yo, con baja visión; Una periodista con discapacidad visual que aprovecha sus crónicas y sus entrevistas en el casco antiguo para concienciar y para tratar de que, al menos unos minutos que es lo que dura leer o escuchar los artículos, aquellos que quieran, miren por sus ojos.
Así pues, me he referido en este caso a personajes y no tanto a personas, porque es curioso notar como en muchas ocasiones cuando eres periodista, el ciudadano te pregunta por cómo son los famosos o en este caso, por ejemplo, si nos quedamos en el ámbito local, como de cercanos son los políticos. Muchos de ellos han pasado por mi particular punto de vista. No solo los políticos, los artistas, los cantantes, toda personalidad pública llama la atención sobre la ciudadanía.
Y volviendo a lo visual y a la importancia que se le da por parte de los que veis, que sois la gran mayoría, tengo que decir que casi siempre se interroga sobre si el físico es como sale en las revistas, en la televisión o en sus redes sociales.
Yo siempre he tratado a los famosos como a cualquier persona porque es lo que son.
La fama es una lotería.
Jamás me he creído menor o mayor en ningún tipo de escalafón absurdo. Yo no puedo mirarlos a los ojos, ver sus gestos cuando se dan cuenta de que la persona que los va a entrevistar no los puede ver. Anticipar, por la cara que ponen, si la pregunta que les he hecho les ha sentado bien o mal.
Entonces simplemente lo omito. Vamos que paso completamente del tema y voy a lo que voy. Los famosos son personas ante todo y sobre todo. Algunos me han decepcionado en el cara a cara y otros sin embargo, me han sorprendido para bien.
En cuanto a mi discapacidad visual, reitero son igual que cualquiera. Los hay curiosos, morbosos, naturales y descarados. De todo. Porque insisto, ante todo son personas.
Faltaban solo algunas semanas para que Francisco Javier Fragoso entregase el testigo a Gragera en la alcaldía. Pero quise entrevistarlo siendo alcalde. Por supuesto en mi particular punto de vista tenía que salir el alcalde. Y precisamente en la propia descripción que de el mismo se hizo, dejaba bien claro la reflexión que yo he comentado arriba. Famosos, políticos, ante todo y sobre todo personas como tú que me lees y como yo que estoy escribiendo: precisamente recuerdo el momento en el que Francisco Javier Fragoso se hizo su autorretrato. “Soy una persona normal. Un padre de familia, casado y con dos hijos. Soy un profesor de universidad que decidió dedicar parte de su vida a los demás. En este caso a administrar lo de todos y me refiero a la ciudad de Badajoz. En mi vida, tengo dos pasiones: la docencia, que he tenido la oportunidad de poder ejercer y la política. Más concretamente la política local y la de mi ciudad, Badajoz”.
Me acuerdo que la entrevista la hicimos en su despacho, en alcaldía y que no me costo demasiado llegar hasta allí ya que han sido muchos años cubriendo plenos y visitando las instalaciones municipales. Eso sí, el día que quiten el buzón amarillo que está en la esquina izquierda, justo al lado de la rampa para entrar al consistorio, lo voy a echar de menos porque como he dicho en muchas ocasiones, es una de mis referencias visuales he incluso la utilizo como punto concreto de mis quedadas cuando el protagonista de mi crónica no me conoce y así facilitamos las cosas viéndonos justo allí. Eso si como también comenté en su día, no le vendría mal una manita de pintura para que se viese un poco mejor.
Tengo suerte o quizá, supongo qué tal vez también pongo algo de mi parte debido a mi carácter extrovertido y abierto. Lo digo porque con Fragoso, siempre está presente el buen humor relacionado con mi baja visión. Siempre nos reímos o hacemos algún chiste bien él, o bien yo. Así como con Fragoso sale a flote el buen humor, con Ricardo Cabezas es la absoluta naturalidad A la hora de hablar sin tapujos de barreras arquitectónicas o de lo que se ponga por delante. De hecho, nuestra crónica siempre la recordaré porque fue a la vez, un paseo y en lugar de en alguna cafetería o en algún despacho, cabezas prefirió caminar y sentarnos en un banco de los de la plaza de Cervantes. Aquel volvi a utilizar como referencia la Plaza de España, para quedar con el protagonista de la semana porque, para las personas con baja visión resulta imprescindible que la realidad se divida en porciones, como las pizzas. Para aprender un recorrido, saber cómo es una gran escultura, aclararnos en un mapa dónde se encuentra un punto determinado, es necesario un referente y después, ir parcelando por trozos. Las personas con un resto visual residual, como es mi caso o sin resto alguno, no percibimos un todo, no podemos globalizar en una panorámica o a vista de pájaro, la totalidad, sino que vamos despacio, paso a paso y como si de un puzzle se tratase, conseguimos hacernos idea del todo, cuando tenemos clara cada pieza y su relación con las demás. Eso me pasa con mi querido Casco Antiguo. Me gusta partir casi siempre de la Plaza de España y realizar, cuando es posible y las circunstancias lo permiten, el recorrido hasta el lugar en el que vamos a hacer la entrevista, acompañada de mi invitado. En este caso Ricardo Cabezas, también de los del PDLE, Partido de la Empatía, que digo yo en broma, conoce mi situación y de hecho, cuando nos encontramos, vamos revisando barreras y reflexionando sobre el estado de las calles por las que pasamos hasta llegar a la Plaza de San Andrés. Ambos decidimos que el mejor lugar para charlar es uno de sus bancos y nos sentamos, acompañados por San Judas, Zurbarán y un sol que parece que no quiere atreverse a salir del todo pero que se empeña en asomarse de vez en cuando como para enterarse de qué estamos hablando.
“Yo me suelo definir muy rápido: persona sencilla y accesible a la que le gusta ayudar a los demás. Me considero alguien cercano al que le gusta ser útil, dentro de mis posibilidades, a toda la gente porque es lo que he mamado desde pequeñito en mi casa. Como He dicho antes, yo soy producto de mi madre, de mi padre y de todo su activismo social. Por eso considero que, un día, llego a la política para darle una mayor dimensión, precisamente a todo ese trabajo que realizan mis progenitores”. Ha dicho “a la política” y reflexiono con él a cerca de que precisamente, en política no están corriendo muy buenos tiempos actualmente y la imagen que el ciudadano de calle tiene del político de turno, sea cual sea el color, desde luego no es buena que digamos. Las palabras “política” y “social” parece que se estén convirtiendo en antítesis. Recuerdo un chiste que escuché una vez, y que decía: mira si la política es mala y conflictiva, que cuando se la añades a la palabra “madre”, se transforma en “suegra”. Pero Ricardo no está de acuerdo con mi afirmación y cree que eso es sólo la superficie. “No, Susana. Para nada. Pienso que hay mucho ruido y es ruido mediático algunas veces hasta creo que intencionado por diferentes sectores. Esta sociedad hace que las cosas buenas que tiene la política pues no se vean y no salgan a la luz y yo creo que se hacen muchísimas más cosas Que aquellas cuestiones criticables o malas que parece que nos gusta ensalzar y no ponemos en valor muchos de los aspectos positivos”. Continúo grabando el podcast asegurando que nos encontramos sentados en un banco de la Plaza de San Andrés, porque llegados a este punto, pretendo relacionar a Ricardo con el Casco Antiguo y una niñez que tiene mucho que ver con su época en el conservatorio, su hermano y sus amigos. Pero Ricardo, que me ha dejado claro que quiere la foto con Zurbarán, primero apostilla donde estamos realmente. “Susana, estamos en la plaza de Cervantes, aunque es verdad que todo el mundo lo tiene identificado con San Andrés o con San Judas Tadeo pero estamos en la plaza de Cervantes. Esta es la zona que he elegido para la entrevista porque le tengo mucho cariño; cuando estudiaba en el conservatorio, entre clase y clase, nos solíamos dar unos paseítos mi hermano y yo y algunas veces veníamos a la plaza. Durante muchos años recuerdo que estuve recogiendo aquí a mi compañero de trabajo, profesor de guitarra David Álvarez porque vivía precisamente en la plaza Cervantes y tenía que recogerlo para irnos a San Vicente a dar nuestra clase, así que tengo mucha vinculación a este lugar maravilloso”.
Con Ignacio Grajera quede semanas antes de que tomase el testigo en la alcaldía. En este caso, como me conocía pues ningún problema para localizarme y nada más entrar en la Plaza de España, mientras caminaba, a mi izquierda y sin que supongo, sirva de precedente, escuché su voz indicándome que estaba allí. Bromeo y le dije, ante la pregunta suya de si prefería sol o sombra para tomar un café en el velador, que como él, ni para un lado ni para otro, mejor entre los dos. Ambos reímos y tomamos asiento para comenzar una charla en la que, no sé si el resto de ciudadanos de Badajoz, pero yo espero conocer más, en lo personal y biográfico, a este “ciudadano” joven, pelirrojo y que no llega a los cuarenta y resulta que, en tan solo unos meses, iba a ser mi Alcalde.
“Ignacio Gragera es un pacense de 38 años que estudió Derecho en Salamanca. Nací y crecí en Badajoz donde sigo vinculado activamente y donde he creado mi familia. Me gusta el deporte y practico rugbi, principalmente en la Granadilla. De pequeño jugué al futbol pero no era excesivamente bueno y cambié a esta disciplina tan social y con tantos valores que hacen que se comparta tanto, no solo con tu equipo, sino con el rival”. Se me ocurre entonces que tengo delante a un líder de ese partido que muchos tildan como descafeinado. Como si estuviese formado por personas que no acaban de mojarse, hablando mal, vamos. Y le digo que el rugbi y su filosofía bien podría extrapolarse a la política a ver si cambiaban un poquito las cosas. “Pues mira Susana, este es un deporte en el que solo se puede avanzar pasando hacia atrás así que la solidaridad resulta absoluta. El deporte en general a la sociedad nos puede y nos debe dar lecciones y los valores del deporte serían necesarios en la política. El esfuerzo colectivo, la disciplina, el respeto, todo eso hace equipo”. Sin embargo a mí, tal y como le hago ver a Ignacio, la política, hoy por hoy, me suena a individualismo y del malo. “Nosotros no dejamos de ser también ciudadanos y en el Ayuntamiento lo sabemos porque es la administración más cercana al vecino. No tiene nada que ver la actividad municipal a la nacional y a esos movimientos de sillón. Aquí priman los problemas de los pacenses y afortunadamente, este es otro escenario más cotidiano. A veces se han conseguido grandes acuerdos de todas las fuerzas políticas en el consistorio, como por ejemplo el del Plan de Impulso que se aprobó este pasado verano. Aquí hay que olvidarse de lo que sucede en otros territorios y centrarnos en el beneficio del conjunto de los vecinos olvidando esas guerrillas partidistas y alcanzando el bien común sin que se produzcan enfrentamientos ni regates cortos y conociendo las necesidades de Badajoz y de Extremadura. El rascar rédito político, yo no lo concibo así que ahí, a mí que no me busquen porque no me van a encontrar”.