“Cada Punto de Vista” – Antonio García Salas

“Cuando yo era pequeño, en esta zona vivían cuarenta mil personas y ahora viven diez mil. Es irremediable que la oferta se haya tenido  que adaptar porque la que había antes, ahora no tiene sentido. Tenemos varios retos importantes. La recuperación de la Alcazaba que se está haciendo lenta y debemos intentar promover esa candidatura para ser Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, que yo creo que supondría un gran logro a corto plazo para la ciudad de Badajoz”.

Voy llegando en el autobús urbano a mi parada, justo en el día en el que charlaré con una de las  personas que más se está implicando en todo el asunto de las comunicaciones. Lo imagino inaugurando trenes y nuevas carreteras porque, al fin y al cabo, Antonio García Salas bien podría merecer alguna de esas fotos, al igual que aquellos que padecemos, una y otra vez, los retrasos, las barreras arquitectónicas, la falta de recursos en general del transporte en Extremadura,  que nos obliga a viajar incluso a la propia capital de España, con una antelación enorme. Vamos, que a quienes son de fuera y se lo cuentas, alucinan y hasta se muestran incrédulos con la historia y es que, desde luego, parece de ficción.

Pienso todo esto y casi me paso de largo de la parada. Me bajo en correos, como siempre que vengo al Barrio Alto a buscar mis particulares “Puntos de Vista” y reflexiono sobre la importancia de que las líneas de buses cuenten con megafonía en las paradas. Una vez, en una entrevista en radio, argumentaban que ese recurso molestaba a los conductores. Sí, así de simple y de rotundo a la vez. A lo largo de un día entero, ¿a quién no le molesta algo, en el trabajo, en su casa, en la calle?. ¿De verdad estamos ante una sociedad tan intransigente a la que, si algo le molesta no es capaz de ceder por la necesidad y la ayuda que les proporcionaría a los demás?. Yo, sinceramente, me niego a creerlo. No quiero aceptar que vivo en un mundo así. A mí me molestan muchas cosas cada día y aquí ando, con la sonrisa puesta y tratando de mejorar el lugar donde vivo, como puedo; por molestar, me molestan los semáforos que no suenan, los coches aparcados en los espacios para pasos de peatones, las máquinas para sacar número de orden que posteriormente salen anunciados en una pantalla, los carteles y señales visuales importantes que no están escritos en Braille ni se indican con formato sonoro, las cartas de los restaurantes que tampoco aparecen en Braille y cuyos códigos QR a veces resultan inaccesibles al tratar de leerlos con el móvil, y un largo, pero largo etc de cosas me molestan. Pero hay que aprender a vivir con la molestia, ¿qué le vamos a hacer?.

En esta ocasión no tendré problemas, tal y como auguro, para encontrarme con Antonio García Salas puesto que nos conocemos y sabe de mi condición visual así que, nada más entrar en el Carmen, que es el lugar que ha elegido para nuestra charla, me indica con su singular voz, una voz rasgada y que distingo muy bien del resto de voces masculinas que controlo, que se encuentra allí. Enseguida, diligente, se levanta de la mesa y viene a tomarme del brazo para indicarme dónde sentarnos. Enseguida comenzamos a poner en claro en nuestra conversación lo que realmente apasiona a García Salas: “más que la comunicación, a mí me encanta la interconexión, todo el mundo está conectado entre sí”. Precisamente, hablando de conexiones, él está conectado y literalmente adherido a nuestro Casco Antiguo, porque me hago cargo de que tengo delante a una persona que nació en frente de las Tres Campanas, en Plena Soledad. El autorretrato que le pido en primer término, como a todos, lo he comenzado yo, casi sin querer. Pero Antonio lo prosigue. “Soy una persona de Badajoz a la que le gusta su ciudad. He salido y me he encontrado a gusto  en otros lugares, pero Badajoz y más concretamente, su Casco Antiguo, siempre serán mis referentes. Me gusta mejorar mi entorno. Leí a Ortega y él decía eso de yo soy yo y mis circunstancias. Yo pretendo salvar mis circunstancias. Siempre he intentado cambiar para mejor el entorno en el que estoy. Yo oía cantar a Porrina desde el Hotel Madrid, donde estaba la antigua sede de la ONCE. Recuerdo seguir los sorteos por la noche cuando los retransmitían por la radio, desde la plaza de la Soledad. Es la Plaza que, por cierto, más simboliza la esencia de Badajoz por ser tremendamente diversa y no tener un estilo único. Esta ciudad no tiene una personalidad muy definida pero eso es precisamente, lo que la hace diferente y especial”.

No puedo olvidar, al escucharle expresarse, que Antonio García Salas es un hombre de la sociedad civil. De hecho así se ha definido él mismo, en más de una ocasión. “Una trayectoria personal ligada a la Real Sociedad Económica de Amigos del País, a Caja Badajoz, en fin, repleta de inquietudes de la que le pido una cronología. “Yo he mamado desde pequeño el mundo de la empresa. Soy una persona que ha vivido la empresa desde pequeño y me salieron los dientes tras un mostrador. Por eso estudié Económicas y  me dediqué y me he curtido ahí, cosa que  me ha permitido caerme y levantarme muchas veces. Pero desde hace más de veinte años comencé a desarrollar mi labor en la Económica. Un orgullo pertenecer a la  institución más antigua, donde desempeño mi actividad social. Ojalá perdure, por lo menos, doscientos años más. Promovió muchísimas cosas en la ciudad y hoy continúa  haciéndolo. Mucha de su actividad tiene que ver con la ciencia y por ejemplo, ahora, con ese proyecto de hacer navegable el Río Guadiana, en ese gran cometido del Guadiana Internacional y además en todo lo que tiene que ver con el Corredor Suroeste Ibérico, a favor de las comunicaciones o la sección que tenemos hace años comprometida con la historia de la ciudad de Badajoz. También nos hemos sabido adaptar a estos cambios impuestos por la pandemia en cuanto a lo digital y tenemos un canal de Youtube repleto de contenidos en forma de charlas y conferencias. Lo bueno de esto es que no hay fronteras y hablamos con extremeños que están repartidos por todo el mundo; ahora estamos haciendo una colaboración con los conservatorios de todo el mundo y pretendemos  crear otro nuevo nexo de unión”.

EN este 2021 se está conmemorando precisamente el Año Europeo del Ferrocarril, pero aquí tenemos poco que celebrar, por desgracia.  “Afortunadamente, un día nació un movimiento  que se debe a que unas cuarenta entidades, entre las que está la propia Fundación CB se comprometieron a dinamizar esta causa durante algún tiempo, impulsarla y mantenerla. No se trata de una manifestación que se hizo un día porque nos hubiésemos quedado  sin un tren. Esto va mucho más lejos. Este año es otro más, en el que dicen que ya que estamos pues para el año siguiente. Es importante que este año también los extremeños  tengamos derecho a celebrar el Año Europeo con ese tren de Lisboa a Madrid y que comiencen a funcionar las plataformas nuevas que han construido, como las que hay entre Plasencia y Mérida o Plasencia y Madrid. Lo ideal es que arranquen y luego que se vayan sumando cuando se hagan otras obras nuevas, pero que funcionen, ya que están hechas. De todas formas, llevan años tomándonos el pelo pero hay que ser positivo y ser positivo es exigir y no lamentarse. No podemos estar de brazos cruzados hasta que, según dicen, el AVE llegue en 2028”.Hablando de mejoras en infraestructuras y de comunicaciones o conexiones, quiero extrapolar estos aspectos, antes de concluir y para cerrar el círculo y acabar donde empezamos. EN nuestro Casco Antiguo y cómo ve Antonio García Salas lo que ha sido y lo que es ahora. “Cuando yo era pequeño, en esta zona vivían cuarenta mil personas y ahora viven diez mil. Es irremediable que la oferta se haya tenido  que adaptar porque la que había antes, ahora no tiene sentido. Tenemos varios retos importantes. La recuperación de la Alcazaba que se está haciendo lenta y debemos intentar promover esa candidatura para ser Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, que yo creo que supondría un gran logro a corto plazo para la ciudad de Badajoz. Otro aspecto es la actuación que lleva tanto tiempo paralizada; la rehabilitación del Campillo que traería una enorme regeneración económica y social. Sin duda, la empresa privada, apostaría mucho más decididamente y supondría un antes y un después sin precedentes”.

 

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