“San Andrés está ahora muy bonita y creo que ese es el camino. A veces da pena y parece que vivimos en una ciudad en guerra y bombardeada. Es en el Casco donde deben echarse los restos porque aquí está nuestra identidad. Cuidemos esa esencia flamenca. SU Plaza Alta y esos Cafés Cantantes que había hace años. Todo eso y las salas de conciertos que me gustaría ver llenas y con este Casco rehabilitado. Atractivo para el turismo y para el ciudadano. No puede haber aglomeración de tráfico aquí porque le quita todo el encanto. Demos vida todo el año a la zona y no solo en Navidad o en fechas puntuales. Debemos luchar por una verdadera dinamización y por la proliferación de sitios de encuentros a nivel social y multicultural”.
Lo de las “citas a ciegas”, en las personas con baja visión o sin resto visual alguno podrían tener una especie de doble sentido, me digo a mí misma, mientras pienso en cómo me será posible localizar a Pedro Calero entre tanta gente que se agolpa, en esta soleada mañana, en los veladores y caminando por la Plaza de España. En esta ocasión, sí que encuentro dificultad porque, ni él me conoce físicamente a mí, ni tampoco yo a él. Menos mal que siempre quedará el recurso del móvil, al que ya he acudido más de una vez, cuando se me presentan estas citas a ciegas con doble sentido. Si me encuentro en el lugar exacto donde hemos quedado y no oigo que nadie diga mi nombre en unos minutos, aunque haya advertido previamente que no veo, pues lo que hago es llamar al teléfono de la persona y casi siempre, anda por allí cerca. Cuando responde, la pista sobre quién soy yo, se la da precisamente, el ver cerca a una chica hablando por el móvil y me suelen preguntar si soy la del abrigo gris, o la de la mochila de colores, etc. Y caso resuelto. Esta escena se ha repetido muchas veces y hoy vuelve a suceder.
Además, en un día como hoy molesta particularmente el tráfico tan fluido que arranca el encanto de las campanas, los pájaros o la gente que charla en la Plaza. Para una persona con baja visión, un ruido de motor fuerte o cercano supone siempre una señal de alerta. Ciertamente, desde luego no pega nada y estorba en este lugar, pero es que también despista y pone nerviosa. Precisamente, una vez que localizo a mi invitado o más bien, mi invitado me localiza a mí, comentamos esta situación mientras ocupo la silla situada frente a la suya.
“Yo creo que es primordial que un casco antiguo tenga esa libertad de tránsito para los peatones. Es algo que se debería solucionar cuanto antes porque es un problema de hace tiempo. Espero que se proceda al igual que ya se ha hecho en otras calles. Resulta inimaginable que en otras ciudades, en sus cascos antiguos exista este tráfico, esta contaminación acústica y tantos vehículos”.
Pero, después de este flashforward, como dirían en el cine, ya que hablaremos del Casco Antiguo en unos instantes, como hacemos siempre, ahora tenemos que comenzar como ya es tradición, pidiéndole a nuestro protagonista su autorretrato: ¿quién es Pedro Calero?.
“Me defino como una persona sencilla que un día decidió dedicarse al piano. Soy de Hornachos donde nací hace treinta y nueve años y llevo en Badajoz casi veinte años. Decidí formarme en la música que más me llena. La música moderna y particularmente, el Jazz”. Un género que me interesa saber qué le sugiere a Pedro Calero, puesto que se trata de tomar un camino, por un género específico. “El Jazz es una música que llama a la libertad. A mi me la da. Es difícil de interpretar. Suena a elitista y nada más lejos de la realidad. Yo animo a todos a acercarse al Jazz. Escuchar las sensaciones que te da. Una canción interpretada siempre va a ser diferente si la hace un grupo que si la hace otro. Se trata de una improvisación que se transforma en el pilar fundamental. Se trata de algo muy bien estructurado. Nosotros no improvisamos lo que nos da la gana, si no sobre unas progresiones armónicas concretas; es como si te encuentras una casa decorada y con una misma estructura, llegan otros decoradores y te hacen una decoración distinta. Consiste en hacer tu propia historia, tu propia creación”.
Otra vez tengo que pensarlo y decirlo. Lo hago hasta la saciedad, lo sé. “Artista” y “Casco Antiguo” se unen, se atraen, se adoran y se difuminan en un mismo todo. Diverso e improvisado, pero maravilloso, como el Jazz. Así es el Barrio Alto y una vez más, Pedro Calero, artista de la música, no tuvo dudas sobre dónde debía vivir cuando pisó Badajoz por primera vez. “Yo siempre quise vivir en el Casco Antiguo porque los núcleos centrales de las ciudades me han llamado la atención de toda la vida. Su autenticidad, estar en el centro histórico, no sé…Badajoz me cautivó. Y eso que ya no es el mismo barrio en el que veías cantidad de artistas por la calle. Creo que antes tenía una esencia que se ha perdido y que debemos intentar recuperar”. En ello están muchos de estos soñadores bohemios que luchan con las armas del arte, para ganar esta particular guerra en la que desean, deseamos todos, que gane lo bello, lo que de verdad importa y que nunca tuvo que perderse. Abro agenda y le recuerdo al propio Pedro Calero que, prueba de ello, es su actuación en el Masummi Convento, este próximo jueves, dentro de esos ciclos de Jazz y Sushi. “Se trata de uno de los sitios que más ha apostado por llevar el Jazz a todo el mundo. EL ciclo comienza ahora en abril y termina en junio. Todos los músicos estamos muy agradecidos a locales como este y es un lujo poder actuar allí. Tengo la oportunidad de tocar con Javier Alcántara y Pepín Muñoz a las 20.30 de la tarde. Todo un regalo”.
Muchos años tomándole el pulso a nuestro Barrio Alto lleva Pedro Calero y por eso, le pido que mire por el retrovisor y haga esa cronología en el tiempo. “He vivido por varias zonas en el Casco. San Andrés está ahora muy bonito y creo que ese es el camino. A veces da pena y parece que vivimos en una ciudad en guerra y bombardeada. Es en el Casco donde deben echarse los restos porque aquí está nuestra identidad. Cuidemos esa identidad flamenca. Su Plaza Alta y esos Cafés Cantantes que había hace años. Todo eso y las salas de conciertos que me gustaría ver llenas y con este Casco rehabilitado. Atractivo para el turismo y para el ciudadano. No puede haber aglomeración de tráfico aquí porque le quita todo el encanto. Demos vida todo el año a la zona y no solo en Navidad o en fechas puntuales. Debemos luchar por una dinamización real y por la proliferación de sitios de encuentros a nivel social y multicultural. Aquí siempre se ha convivido entre gitanos y payos, por ejemplo. Por otra parte, pienso que no o hemos valorado anteriormente lo que hemos tenido y las salas de referencia a nivel cultural las hemos perdido. Habría que abogar porque el arte sea nuestro mayor tesoro. Hemos de valorarlo nosotros primero, porque si no, de fuera no van a venir a valorarlo. Finalmente, la llegada al Barrio Alto de la nueva sede de la Fundación CB, resultaría un éxito. Lo estamos esperando como agua de mayo. EL problema es la desidia. Pasan los años y no se hace nada. Se ha avanzado muy poco. Tenemos que hacer hincapié en que las instituciones estén llenas de gente con ganas. Que vayamos en otra dirección, con gente motivada y joven que valore, de verdad, este Casco Antiguo como un todo”.